Cuando
volviste, yo te esperaba envuelta en una especie de espejismo frágil e
inconsciente estrangulada en una suerte de nube blanca donde a duras penas me
sostenía, porque te habías llevado la tierra que me sujetaba al suelo, o por lo
menos fui lo bastante absurda como para creerlo. Me bastó verte, para saber que
nada era lo mismo. Quise creer… pero no podía. No pudiste llenar mis ojos con
tu presencia, tanta veces prometida y esperada. Tus ojos de miel y noche, ya no
tenían el brillo que encendía mis tardes, que iluminaba caminos y soledades
presentidos, absolutamente ebrios de estrellas. Volviste, pero no volvió
contigo la magia de tu pelo, el
sortilegio que enredaba los dedos en los bucles, refugio de mis idas y venidas
por las constelaciones más remotas. Estabas allí, regresaste, pero no trajiste contigo el aroma que te
acompañaba y te aislaba, el olor que mecías como el vino en la copa, ese olor
que recuerdo unido a mí misma y a la huella que me dejaste . Solo fue eso,
huella que algún día pierde su impresión bajo charcos de lluvia, tierra y lodo, presión que hoy huye del dedo
que la impone, de la mirada que la cercena y de la belleza que sigue ahí, pero
que aguarda gélida, rígida y rigurosa. Volviste, pero no dijiste nada y tu
silencio se arrojó contra mí como una sombra terrible, ese silencio que imponías,
el silencio que inventaste solo para mí, esa fue mi única suerte. Regresabas con
heridas, como se regresa de la vida que te ataca, de esa vida que quisiste
vivir sin refugio, sin cuentas, sin súplicas y sin plegarias, volviste como se
vuelve de la vida, con la soledad metida en los bolsillos, con el frío calando
los huesos y con el amor destrozado, seco y estéril. No sé qué te une a los
lazos que te atan y te desatan, pero
volviste sin un pedazo de ti, sin un trozo del amor que te definió, con
agujeros en el alma, con huecos en los afectos, con la ternura rota y el
corazón hecho pedazos
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Bienvenido. Bienvenido a este tiempo que habito y que tengo el honor de habitar junto a tí. Porque tú haces que ésto tenga sentido, porque contigo es más fácil caminar. Bienvenido
27/11/12
Hoy voy a probar suerte con un escrito en prosa. Forma parte de una serie de escritos que voy guardando como parte de mí misma y de los sentimientos que me inundan. Al igual que la poesía, no tiene un destinatario concreto, ni siquiera tiene título, solo son palabras que se guardan como fruto de un día duro, en el que ha costado respirar más que otros días, y se escriben , dictadas al calor de lo que siente el corazón, no conforme a razón ninguna; incluso a veces disfrazado de algo que nada tiene que ver con la realidad, pero que si el corazón se empeña en traducirlo en esas palabras...yo no tengo nada que reprocharle.,
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