Para
qué quiero la voz
si no
puedo decirte ni nombrarte
toda la
voz se agrupa en mi garganta
y sigue
tu nombre prisionero en ella
alzo
las manos y no puedo tocarte
todas
las manos te salen al encuentro
congeladas
de abrazos que no dieron
de
ternura que sigue prisionera en mi
cuerpo
Para
qué quiero lágrimas, si no puedo llorarte
para
qué sirve el llanto
de qué
me sirve el miedo y la locura
si no
puedo llorarlos
de qué
sirve todo el perfume de las flores
si tu aroma me falta, hace ya tanto
de qué
han de servirme las palabras
el
abrazo, el aroma, el miedo, el llanto
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